Cuando el poder se invierte en el entorno laboral, las consecuencias pueden ser devastadoras. El mobbing ascendente cuando subordinados acosan a un superior representa una de las formas más desestabilizadoras de acoso laboral, capaz de destruir carreras y quebrar la salud mental de quienes lo sufren. Como abogado especializado en casos de acoso laboral, he visto cómo directivos y mandos intermedios se desmoronan ante la conspiración silenciosa de quienes deberían estar bajo su dirección. No estás imaginando cosas: este tipo de acoso es real, tiene nombre y, sobre todo, tiene solución. Te explicaré cómo identificarlo, qué derechos te amparan y qué pasos dar para protegerte legalmente.
¿Qué es el mobbing ascendente? Cuando los subordinados se convierten en acosadores
El acoso laboral ascendente ocurre cuando uno o varios trabajadores ejercen violencia psicológica sistemática contra su superior jerárquico. A diferencia del mobbing descendente (más común), aquí la presión viene «desde abajo», creando una dinámica particularmente compleja de gestionar para la víctima, que ve cuestionada no solo su autoridad sino también su valía profesional.
En mi experiencia como abogado especializado en casos de hostigamiento laboral, el mobbing ascendente suele ser especialmente doloroso porque ataca directamente la legitimidad del mando, dejándolo en una posición de vulnerabilidad frente a quienes debería liderar.
Características distintivas del acoso de subordinados hacia superiores
Este tipo de acoso presenta particularidades que lo diferencian de otras modalidades:
- Desobediencia sistemática y deliberada a las instrucciones
- Ocultación de información crucial para la toma de decisiones
- Críticas constantes y desproporcionadas en público
- Cuestionamiento permanente de la capacidad profesional
- Boicot a proyectos o iniciativas del superior
- Difusión de rumores malintencionados para desacreditar
Causas habituales del mobbing ascendente cuando subordinados acosan a un superior
El origen de este tipo de acoso suele encontrarse en situaciones específicas que actúan como detonantes. Comprender estas causas resulta fundamental para contextualizar el problema y buscar soluciones efectivas.
Factores desencadenantes más frecuentes
- Incorporación de nuevos directivos: Especialmente cuando provienen del exterior y se enfrentan a equipos muy cohesionados o resistentes al cambio
- Promoción interna: Cuando un antiguo compañero asciende a posiciones de mando, generando envidias o resentimientos
- Cambios organizativos: Reestructuraciones que modifican las dinámicas de poder establecidas
- Estilos de liderazgo: Directivos con estilos participativos pueden ser percibidos como «débiles» por equipos acostumbrados a modelos más autoritarios
Como he podido comprobar en numerosos casos que han llegado a mi despacho, la resistencia al cambio suele ser el combustible que alimenta muchas situaciones de hostigamiento ascendente en el entorno laboral.
Consecuencias del acoso laboral vertical ascendente para la víctima
El impacto del mobbing cuando los subordinados acosan al jefe va mucho más allá del malestar momentáneo. Las secuelas pueden ser profundas y duraderas, afectando todas las esferas de la vida de quien lo sufre:
- Consecuencias psicológicas: Ansiedad, depresión, insomnio, pérdida de autoestima y confianza profesional
- Impacto físico: Trastornos psicosomáticos, alteraciones digestivas, cefaleas tensionales, problemas cardiovasculares
- Deterioro profesional: Pérdida de autoridad, aislamiento, dificultades para ejercer funciones directivas
- Afectación social: Retraimiento, deterioro de relaciones personales, sensación de incomprensión
Cómo identificar si estás sufriendo mobbing ascendente en tu puesto directivo
Reconocer que estás siendo víctima de acoso por parte de tus subordinados es el primer paso para poder actuar. Estas son algunas señales de alerta que deberían preocuparte:
Señales de alarma que no debes ignorar
- Reuniones donde tus propuestas son sistemáticamente boicoteadas
- Rumores malintencionados sobre tu capacidad profesional
- Información importante que no llega a tiempo a tu conocimiento
- Críticas desproporcionadas por errores menores
- Resistencia injustificada a seguir directrices
- Sensación de aislamiento dentro del equipo que diriges
- Exclusión deliberada de comunicaciones relevantes
Cuando una persona llega al despacho sufriendo mobbing ascendente cuando subordinados acosan a un superior, lo primero que hacemos es validar su experiencia y explicarle que no está sola. Muchos directivos tardan en buscar ayuda por temor a que se interprete como debilidad o incapacidad para gestionar equipos.
Marco legal: ¿Qué dice la ley sobre el acoso laboral ascendente?
El ordenamiento jurídico español protege a todas las víctimas de acoso laboral, independientemente de su posición jerárquica. El mobbing vertical ascendente está amparado por la misma normativa que otras formas de acoso:
- El art. 4.2.e) del Estatuto de los Trabajadores reconoce el derecho a la consideración debida a la dignidad del trabajador
- La Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), especialmente en su art. 14, establece la obligación empresarial de garantizar la seguridad y salud de todos los trabajadores
- El art. 173.1 del Código Penal tipifica como delito contra la integridad moral los tratos degradantes que menoscaben gravemente la integridad moral
- La Constitución Española protege en sus arts. 10 y 15 la dignidad y la integridad física y moral de todas las personas
La jurisprudencia del Tribunal Supremo, como la sentencia STS 4591/2012 de 16 de junio, ha reconocido explícitamente que el acoso laboral puede producirse en todas direcciones, incluida la ascendente, mereciendo idéntica protección jurídica.
Estrategias efectivas para enfrentar el mobbing ascendente en tu posición de mando
Si estás experimentando acoso por parte del personal a tu cargo, estas son las acciones que recomiendo seguir:
Documentación exhaustiva: tu mejor aliada
- Registra por escrito todos los incidentes (fecha, hora, personas involucradas, testigos)
- Conserva correos electrónicos, mensajes o cualquier comunicación que evidencie el acoso
- Solicita que las instrucciones importantes queden documentadas
- Guarda evaluaciones de desempeño anteriores que demuestren tu competencia
Acciones inmediatas dentro de la organización
- Comunica la situación a Recursos Humanos siguiendo los protocolos internos
- Solicita la activación del protocolo anti-acoso si existe
- Informa a tus superiores de la situación, aportando evidencias concretas
- Considera la posibilidad de solicitar cambios organizativos temporales
Desde mi experiencia en casos de mobbing ascendente cuando subordinados acosan a un superior, siempre recomiendo no esperar a que la situación empeore para buscar ayuda legal. La intervención temprana suele facilitar soluciones menos traumáticas.
Vías legales para denunciar el acoso laboral ascendente
Cuando las medidas internas no son suficientes, existen diversas vías legales para proteger tus derechos:
- Denuncia ante la Inspección de Trabajo: Puede derivar en sanciones para la empresa si no ha tomado medidas para prevenir o detener el acoso
- Procedimiento de tutela de derechos fundamentales: Vía judicial preferente y sumaria (arts. 177-184 LRJS)
- Extinción indemnizada del contrato (art. 50 ET): Permite solicitar la extinción de la relación laboral con derecho a indemnización equivalente al despido improcedente
- Vía penal: En casos graves, puede constituir delito contra la integridad moral (art. 173.1 CP)
La elección de la vía más adecuada dependerá de las circunstancias particulares, la gravedad del acoso y los objetivos personales y profesionales de la víctima.
Preguntas frecuentes sobre el mobbing ascendente
¿Puede un directivo ser considerado víctima de acoso laboral?
Absolutamente. La posición jerárquica no excluye la posibilidad de ser víctima de acoso. El mobbing ascendente está reconocido jurídicamente y protegido por la misma normativa que ampara otras formas de acoso laboral. Los tribunales han confirmado en numerosas sentencias que la condición de superior jerárquico no resta legitimidad a la denuncia de acoso.
¿Qué pruebas son más efectivas para demostrar el acoso ascendente?
Las pruebas documentales suelen tener especial valor: correos electrónicos, mensajes, actas de reuniones, evaluaciones de desempeño alteradas, testimonios de terceros (compañeros, clientes o proveedores), grabaciones de conversaciones (siempre que sean lícitas), informes médicos que acrediten el daño psicológico y, cuando existen, informes de prevención de riesgos psicosociales. La consistencia y continuidad de las evidencias resulta fundamental para demostrar el carácter sistemático del acoso.
¿Puede la empresa ser responsable por no actuar ante el mobbing ascendente?
Sí. La empresa tiene obligación legal de garantizar un entorno laboral seguro y libre de riesgos para todos sus trabajadores, incluidos los directivos. Si conociendo la situación de acoso no toma medidas efectivas para detenerlo, puede incurrir en responsabilidad por omisión. Esta responsabilidad puede derivar en indemnizaciones por daños y perjuicios, recargos en prestaciones de Seguridad Social e incluso sanciones administrativas impuestas por la Inspección de Trabajo.
Conclusión: Romper el silencio ante el acoso ascendente
El mobbing ascendente cuando subordinados acosan a un superior sigue siendo una realidad insuficientemente visibilizada en nuestro entorno laboral. Muchos directivos y mandos intermedios sufren en silencio por temor a que su situación sea interpretada como incompetencia o debilidad de liderazgo. Sin embargo, reconocer el problema y actuar con determinación no solo es legítimo sino necesario para proteger tu salud, tu carrera profesional y tu dignidad.
Si estás experimentando conductas de acoso por parte de tus subordinados, no estás exagerando ni imaginando cosas. El acoso ascendente es una forma de violencia psicológica tan real y dañina como cualquier otra modalidad de mobbing. No permitas que el miedo al estigma te impida defender tus derechos. Busca asesoramiento especializado que te ayude a documentar la situación, activar los protocolos adecuados y, si fuera necesario, emprender acciones legales para protegerte.
Recuerda: tu posición de mando no te hace menos merecedor de un entorno laboral respetuoso y digno.


